Estoy solo,
la tarde cayendo.
Aun percibo el suave timbre de tu voz,
la percibo alegre, jovial, serena…
Es fuerte el deseo por llamarte de nuevo,
me gusta escucharte, me encanta oírte reír,
sentir como me hablas al oído,
aunque sea tecnológicamente.
Estoy solo,
el sol se está ocultando.
Es intenso el deseo por tenerte cerca,
sin decir nada, solo tu compañía,
sin que hables, sin que hable,
solo estar a tu lado,
sintiendo tu presencia y observarte.
Estoy solo,
acude a mi memoria tu recuerdo:
tu rostro, tu risa, tu mirada, tu figura,
tus ademanes, todo.
Me lleno de ellos para no sentirme solo.
Me lleno de ellos para sentir tu compañía.
Me lleno el pensamiento de tí para que estés conmigo.
Tu recuerdo me acompaña.
Es maravilloso pensar en tí
y saber que mañana te veré.
