Por: Cesia Carrillo Clemente.
Bien dice ese dicho: “camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”.
De repente los sueños se esfuman por tanto sueño. Se dice que los sueños se deben materializar en metas y estas a su vez conllevan trabajo y quizá implica, despertarse más temprano, es decir, sacrificios que al final traerán recompensa donde el “hubiera” ya no cabe.
Debo confesar que algunas oportunidades se me han ido por la simple flojera de despertarme más temprano, pues aunque es una acción su repercusión es tal que trae desorden en todo el día y a su vez en esos sueños. Si no ordeno mi día, si no me levanto más temprano, el tiempo me alcanza menos, el tiempo para relajarme tampoco existe, vivo estresada(o) y al final, hasta quizá debo trabajar doble porque seguramente algo me salió mal de hacerlo a la prisa.
Tener sueños, es algo necesario para una motivación diaria, pero cuidado si el sueño nos pega y alguien más despierto aprovecha el tiempo.
Un poco de agüita en la cara a veces es suficiente para despertar; quizá nos hace falta esas ideas refrescantes para así despertar.
Un poco de café también puede ayudar; quizá nos haga falta encontrar ese sabor en las metas, para despertar.
Otro tanto de dormir temprano nos ayudará; quizá un tanto de relajarnos y enfocarnos en descansar emocionalmente para así poner en orden las ideas, sabiendo que necesitamos cuidarnos para llegar a esas metas.
Es cierto, a veces tener sueño no es sinónimo de flojera.
El sueño en la noche es necesario y reparador, el sueño en el día, mucho se asocia con problemas, por ello, debemos aprender a reconocer los tiempos donde es necesario descansar, sabiendo así, que nos revitalizará, para despertar en el tiempo correcto y cumplir nuestros sueños.
Cuidado, no perdonamos nuestros sueños por el sueño. Y algo más… sueña pero dale tiempo al sueño.
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