“Veracruz, rinconcito donde hacen su nido las olas del mar. Veracruz, pedacito de Patria que sabe sufrir y cantar. Veracruz, son tus noches diluvio de estrellas, palmera y mujer. Veracruz, vibra en mi ser, algún día hasta tus playas lejanas tendré que volver…”; fragmentos de uno de los tantos éxitos de un orgullo veracruzano, el músico poeta, Agustín Lara, de quien se conservan valiosos recuerdos en su “Casa Museo”, ubicada en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, lugar que tuvimos la oportunidad de visitar recientemente.
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino su nombre completo, nació el 30 de octubre de 1897 en Tlacotalpan, Veracruz, y desde su infancia estuvo rodeado de un ambiente musical.
Un afamado compositor, cantante y actor que tuvo una carrera llena de éxitos y reconocimientos, participando a lado de grandes personajes de la música y del cine de oro mexicano, como puede apreciarse en las fotografías que forman parte de la exposición permanente abierta al público en general y que son fiel testigo de la vida y obra de «el flaco de oro».

“Farolito que alumbras apenas mi calle desierta. Cuantas noches me has visto llorando llamar a su puerta. Sin llevarle más que una canción, un pedazo de mi corazón. Sin llevarle más nada que un beso, friolento, travieso, amargo y dulzón…”; estrofas de otro de sus «poemas convertidos en canciones».

Al subir a la planta alta es emocionante ir al encuentro con el enorme «tesoro musical” que ahí se encuentra, un recorrido acompañado con sus clásicas melodías, cuadro por cuadro es interesante en cada una de las salas (que en total son siete), hay hasta un pequeño auditorio con un piano (donde se hacen recitales y presentaciones artístico-culturales), así como las letras de la XEW, estación radiofónica donde fue conductor de su propio programa «La hora íntima de Agustín Lara», cantó en vivo y se han escuchado muchas veces las canciones de «el músico poeta» veracruzano, siendo actor además de diversas películas, por ello que existen fotos donde se le puede ver junto a Toña “La Negra”, María Félix, Pedro Vargas, entre otras grandes figuras de su época.
El piano que aprendió a tocar de forma autodidacta, fue el amado instrumento musical de aquel hombre de porte elegante y con su acostumbrado puro. Precisamente en el Museo se conserva un piano original donde él daba vida a las hermosas letras de sus canciones «en una de las salas en restauración».
“Para mí la mujer es todo: origen de la vida y casi siempre el motivo por el que le hombre vive, envejece -si se puede- y muere. La mujer es el más hermoso defecto de la naturaleza. Cuando estoy inspirado, produzco canciones como quien imprime un periódico. Si no fuera porque sé arrancarle unos cuantos acordes al piano y porque se me ha permitido cantar sin tener voz (milagros que solo en México se hacen) andaría yo por ahí pidiendo limosna…”; parte de un texto que se puede leer en la Casa Museo, donde describe cuál era una de sus principales fuentes de inspiración, pero además deja entrever su humildad como artista, a quien en el Puerto de Veracruz hay quienes todavía recuerdan en aquellos años haberlo visto o escuchado tocando en uno de los cafés, como narra incluso un vídeo/cortometraje que circula por las redes sociales.
¡Agradezco el favor de su atención!
D.M. Nos saludamos hasta la próxima entrega.

























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