No hubo correcciones. Un sector de analistas se fijó una idea sobre las recientes elecciones municipales y la sostiene sin autocrítica. Lo considero un grave error que distorsiona todo y lleva a conclusiones equivocadas. Es extraño que eso ocurra si estamos ante gente experimentada y profesional. Tal vez hace falta una actualización conceptual y el manejo de otras categorías a la hora de hacer análisis político. Descarto alguna parcialidad por simpatía o interés partidistas. Veo un enfoque erróneo en los límites de la buena fe. Debiera interesarles hablar con la verdad y contribuir así a una conversación pública esclarecedora y útil. Hay mucho por hacer para enriquecer los análisis. Versiones con datos duros e interpretaciones correctas ayudan a los partidos, candidatos y ciudadanía a entender la realidad electoral. De balances serios surgirán lecciones para las próximas campañas.
La principal falla de ese grupo de analistas radica en comparar resultados de elecciones distintas, por ejemplo las del año pasado con estas municipales. Se afirma que tal partido ganó o perdió una cantidad de votos abstrayendo los tipos de votaciones y el momento en que transcurren. La que recién concluyó fue una elección municipal, donde lo que cuenta es el número de municipios ganados, y su tamaño. Los totales en votación son un dato más y no proyecta mucho para las intermedias del año veintisiete. En el propio Morena, a quien se le quiere ver como el gran derrotado por esos analistas, sus liderazgos estatal y nacional incurren en el mismo error, de contar peras por manzanas. La verdad es que gana mucho más de lo que pierde, siendo Poza Rica su mayor tropiezo y Veracruz-puerto el haber obtenido la joya de la corona.
Se puede decir que todos los partidos ganan algo y se prueban en una elección que todavía puede considerarse democrática. Por supuesto hay casos de partidos o de candidatos que deben subrayarse por sus propios méritos, obteniendo resultados excepcionales. Ya ganaron elecciones y tomarán posesión de sus cargos en pocos meses. Viene lo más difícil: gobernar bien, cuidando el presupuesto, involucrando a la ciudadanía y marcando diferencia en cuanto a obras y servicios, así como en políticas públicas.
Recadito: Los que piden mano dura se quejaban de eso recientemente.
