Todo nos ofende. No ofendemos.
La sociedad egoísta parece estar ganando, aunque la realidad es que creo que la minoría con poder hace tanto ruido, que algunos optan por sumarse para no ir en la contra de lo que sabemos están lejos de los valores que nos inculcaron nuestros padres y que por años sostuvieron a una sociedad con problemas, sí, con cosas por mejorar, sí, pero una sociedad, no individualismo buscando realizarse a costa de otros.
Hay cosas que se nos hacen ofensivas pero no nos detenemos a pensar si nosotros también ofendemos. La cadena jamás terminaría.
Un ejemplo burdo, es la industria del entretenimiento, que quita películas aparentemente ofensivas para los niños y “traumáticas”, pero al alcance de este mismo público, están otras que quitan la autoridad a los padres y aquellos valores se han vuelto anticuados y ofensivos.
La familia es la base de la sociedad, pero es esta misma la que se ve atacada con tantas cosas “sutiles” que quitan el control a la autoridad de la familia, porque una “sociedad” minoritaria se siente ofendida.
Seamos críticos ante la real ofensa a nuestra humanidad y la esencia que nos humaniza. No nos conformemos con todo lo que la industria del entretenimiento nos ofrece, al final decidimos si cambiarle o no, pero si observamos bien, estos cambios se han metido sutilmente en cada esfera de la vida.
(Foto: Internet)
