En estas líneas no pienso cuestionar al poeta mexicano Amado Nervo, pero sí quiero resaltar una de sus obras más conocidas: En paz. Un poema con demasiada cadencia que transmite la dicha de un hombre pleno al llegar el ocaso de su vida. Entre otras cosas no menciona que esa dicha procedía sólo de cosas buenas, sino aún de aquellas que no lo eran.
No sé si estoy cerca de mi ocaso, pues no necesariamente tendría que ser un determinado número de años para saber que en cualquier instante tendremos esa partida. Creo que deberíamos estar muy conscientes de ello, porque si hay vida, hay muerte. Sin embargo, puedo presumir (si así puedo llamarle), que aún cerca de cumplir los 30 años, ésta dicha no la tengo como dice este gran poeta, sólo porque todo me vaya bien, porque ni siquiera depende de mí. Lo que sí puedo decirte, amado lector, que la dicha trasciende mis ojos, trasciende el intelecto, trasciende emociones y circunstancias, y depende de aquél que se llama el Verbo de Vida.
Pensaba en las últimas frases de este poema: ¡Vida, nada me debes!, ¡Vida, estamos en paz! . Un hermoso final e impactante. Digno de estar en una taza o hasta en un tatuaje. Sin embargo, te compartía que al menos en mí esa dicha no radica por lo que soy, sino por Dios. Pero enfocando este regalo que tenemos llamado vida, me preguntaba ¿cuántas veces he sido deudora?.
Pasan los días y muchos sueños o propósitos los he ido enterrando. En ocasiones por miedo, otras veces por descuido, el caso es que hablando de vida como mis días en esta tierra, me he debido muchas sonrisas, me he debido muchos perdones, me he debido muchos abrazos, y así la lista enorme.
Bajo la falsa ideología de "sólo se vive una vez", muchas veces he tomado las oportunidades como un “papalote”, con irresponsabilidad, creyendo que el seguir egoístamente mis propias reglas que con ironía a la vez se dice que estas se hicieron para romperse, me llevarían a un frenesí de plenitud, cuando la realidad es todo lo contrario.
¿Soy deudor de esta vida?. La vida nos da oportunidades para andar por un camino correcto que no nos lleve al precipicio, que no nos lleve al vacío. ¿Acaso no hay una respuesta a ese regalo, sin quedar falta de la sabiduría en los días?.
Vida, ¿cuánto te debo?...