Integral y Equilibrio


Por: Cesia Carrillo Clemente

Hay muchas cosas que hoy por hoy como mujeres buscamos. El equilibrio en nuestras vidas. O el ser mujeres integrales. Ambos conceptos se anteponen. Y ambos conceptos parecen amables y una meta a seguir para sentirnos "Mujeres Empoderadas".

El diccionario define al equilibrio como: Estado de inmovilidad de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de la misma intensidad que actúan en sentido opuesto, por lo que se contrarrestan o anulan.
No parece algo malo. Algunas filosofías lo predican. Pero: ¿Qué dice Dios al respecto?.

Dios no nos llama a estar inmóviles, mientras dos fuerzas luchan opuestamente para mantenernos. Jesús ocupa una enseñanza que quizá todas hemos oído. Es acerca del hombre sabio y el insensato. El hombre sabio construye la casa sobre la roca. Y el necio sobre la arena. No se trata de fuerzas externas que nos sostenga, sino de la base donde estemos.

- ¿Dónde está nuestro corazón?

Podemos parecer mujeres llenas de equilibrio. Pero cuando somos sostenidas por una fuerza y una de estas deja de se tan potente como para contrarrestar la otra, habrá un desequilibrio. Si mi fuerza, mi paz, mi alegría, o mi sonrisa en lo más externo, depende del trabajo, de la salud, de mi esposo, de los hijos , de la juventud, etc…Y algo de estos comienza a no estar bien ante mis ojos, pero dependo de ello, pues estaremos desequilibradas. Nos sentiremos en angustia, estrés o depresión.

Pero si busco fundamentar mi vida en Cristo. Y no como mi paz, sino como la paz, estaremos plantadas como esa casa sobre la roca.

El término integral, también está de moda. Y la definición es: Que comprende todos los aspectos o todas las partes necesarios para estar completo.

Creo que está más que claro. No podemos depender de nuestra valía como mujeres, cuando “todas las esferas” de la vida están bien, según en los términos terrenales.

Sí no se está peleando con ello. Pero no podemos tener eso como meta. Nuestra meta debe ser alcanzar la estatura del Varón perfecto, y así como el salmista decía, que Jehová sea nuestra porción.

Es decir nuestro todo. Nuestra plenitud. Partiendo de ello, podemos meditar y gozarnos en ese verso poético pero lleno de verdad y reto, que se encuentra en Cantares: Las muchas aguas, no podrán apagar el amor. O ese verso en 1 Corintios.. el amor nunca deja de ser… Y sabemos que el amor es de Dios, porque Dios es amor.
Si nuestra vida la rendimos a Cristo, buscamos Su plenitud, aún cuando no todas las esferas de la vida estén bien. Él seguirá siendo nuestra plenitud. Aún con todo y ello nos alegraremos en Jehová, y sabremos descansar y conocer que Él es Dios y no nos dejará. Además, nos sorprenderá.

Pero si hacemos las cosas al revés, no podemos esperar a ser integrales, o buscar el equilibrio primero, para así decidir buscar a Cristo. No, la fórmula no puede ser al revés, aún cuando parezca atractiva y admirable.

Seamos sabios. Pidamos sabiduría. Temamos a Jehová. 



(Artículo publicado en "Revista Prisma"-Foto: Internet)
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