Historia de amor en el parque reforma de Tuxpan…

Escritor, Rodolfo Silva Carballo, autor del relato.

Tenía entre 17 y 18 años,  a principios de los años setentas, era un muchacho introvertido, como todos, fuerte y sano, cada domingo nos reuníamos en la tarde en el parque central de la ciudad con los muchachos del barrio y toda la juventud de aquella época, nos entreteníamos dando vueltas alrededor del parque o platicábamos entre nosotros; un día me encontré casualmente con una de  mis primas que estudiaba en una prestigiada escuela local, platicaba con ella mientras caminábamos por el centro de la ciudad, “oye primo” me dijo, “tengo una amiga que quiere conocerte” me sentí halagado y le pedí, presuntuoso, que me la presentara.

El próximo domingo inesperadamente, mientras departía con algunos amigos mi prima me llamó aparte para llevarme donde compartía una mesa con unas chicas de su escuela y me presentó con ellas, estaba todo cohibido pues no esperaba tal sorpresa, sobre todo porque no dejaban de mirarme como si estuvieran escudriñándome, ellas reían divertidas al ver mi embarazosa situación, quise retirarme, pero mi prima acercó una silla para ofrecérmela.

Junto a mí estaba una jovencita muy bonita, no muy alta y delgada, de piel blanca, esquivaba la mirada y casi no hablaba, después de un rato me levanté y me despedí apenado.

Dos o tres días después me llamó mi prima y me dijo que era precisamente esa chica que estaba junto a mí quien le había dicho que yo le gustaba, me dio mucho gusto y le pregunté su nombre, era nada menos que la hija de un prominente empresario de la ciudad. 

Quedamos en vernos el domingo siguiente para que pudiera platicar con ella, y así fue, ese día dimos algunas vueltas en torno al parque, platiqué con ella ganándome muy rápido su confianza,  ella correspondía a mi interés; varias veces después, cada domingo, nos seguimos viendo y un día me atreví, muy nervioso, a proponerle que fuera mi novia, ella se sonrojó y me pidió que le diera tiempo para pensarlo, unos días después me citó en una refresquería discreta cerca del centro, ahí me dijo que aceptaba ser mi novia, pero que fuéramos discretos porque sus padres eran muy celosos, en ese lugar por primera vez la besé, me cautivó su perfume tan sutil, y la suavidad de su piel.

Tenía un pie adentro del mundo de la emoción sublime que despierta los más profundos sentimientos del ser humano, como si de pronto te dieras cuenta que todo tiene una razón de ser y que cada detalle contiene una carga intensa de sensaciones, hasta entonces desconocida, que rompe todos los límites de la condición humana; nunca vuelves, después de probar el sabor del primer beso, a ser indiferente ante la exigencia de la pasión y el amor.

Los domingos siguientes nos veíamos cerca del parque y nos íbamos a caminar por el boulevard junto al río hasta un recodo que después fue nuestro lugar de encuentro, ella me abrazaba mirándome a los ojos y me besaba con insistencia, como si quisiera perpetuar aquellos momentos, platicábamos de nosotros, insistía en conocer a mis papás, me preguntaba que iba a estudiar y muchas cosas, luego nos despedíamos y regresábamos al parque donde se reunía con sus amigas y yo regresaba con mis amigos.

Tres meses duramos así, viéndonos furtivamente los domingos, en el transcurso de la semana no sabíamos nada el uno del otro, un domingo ella no apareció por el parque y yo me quede extrañado de su ausencia, al día siguiente mi prima me entregó una carta que ella me escribía, con una letra bonita y pareja me decía que me amaba pero que se estaba acostumbrando a la relación y que ella pensaba que no teníamos futuro, que la perdonara por no haberse despedido de mí, muchas cosas más, me estrujó el corazón pero yo comprendí que tenía razón, no insistí y me refugié en la nostalgia, era el primer golpe de amor que casi me derrumba.

Después de algún tiempo me fui de la ciudad para estudiar en la universidad, poco a poco fui dejando de pensar en ella; yo regresaba en los periodos de vacaciones y mantenía la costumbre de asistir al parque donde encontraba a mis amigos, en cierta ocasión, mientras platicaba con unos de ellos, la vi venir hacia mí, parecía ansiosa cuando me pidió unos minutos, yo accedí sorprendido después de tanto tiempo de no verla, caminamos como lo hacíamos antes, por el boulevard, me contó que pronto se iría a otra ciudad y quería saldar su deuda de despedirse, yo la veía hermosa y sus palabras me motivaban; sin embargo, sabía demasiado bien que no tenía por qué alimentar ninguna esperanza de que volviera conmigo, al despedirnos ella me tomó del brazo y nos dimos el último beso con el que sellamos el adiós.

Luego del período vacacional regresé a la universidad a la rutina del estudio, un día me habló mi prima para comentarme llorando angustiada que recién se había enterado que mi hermosa novia había muerto, sus padres hicieron todo cuanto fue posible pero la leucemia se las arrebató, la noticia causó un gran impacto en mi ánimo pues nunca imagine que estuviera enferma, desde entonces siempre la buscaba inconsciente en otras chicas, incluso a veces creía verla a lo lejos y la seguía hasta que me daba cuenta que no era ella, últimamente me he sorprendido tratando de imaginar como sería ella a nuestra edad, buscando entre las mujeres con sus mismas características, creo que me moriré recordándola…



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