Por: Cesia Carrillo C.
Deberíamos darle mayor peso a la palabra. Sí.
En el mundo actual, la ofensa es la gasolina del odio. Pero ¿de que nos ofendemos?
Se ha bajado el estándar de la educación. Las palabras Por favor y Gracias, no tenemos porqué “obligar” a los hijos a que las digan, porque estás molestando su libertad.
Esas palabras que incluyen el hecho de no pedir las cosas a fuerza o de ser agradecidos porque no nos merecemos todo porque sí.
Esa frase de Buenos días o Buenas tardes, que incluye una cordialidad y que estás siendo atento más allá de tus propias narices; ahora, tampoco es tan común.
Sin embargo, hay un bombardeo de esa deformidad de la lengua al buscar una supuesta inclusividad. Que más allá de eso, se me hace sectorial.
Busquemos la educación a través de las palabras. Busquemos defender lo hermoso que es la gramática y que como tal, su concepto nos lleva a una regla…y las reglas, no se hicieron para romperse.
Busquemos resaltar nuestra educación a través de las palabras. Comencemos con un Por favor y Gracias.
