¡Ya no quiero parir!
Mi dolor es inaudito,
es un dolor lacerante
que constriñe más al corazón
que a las entrañas.
¿Para qué parir?
¿Para qué nos duela?
Mi sufrimiento es un sangrado perpetuo.
Es una agonía constante, sin fin.
Mi sufrimiento es angustia sofocante.
Es un agobio martirizante.
Fui Patria.
Patria prolija, pomposa y aglutinante
por un tiempo.
Fui como lo dijo el bardo: Suave Patria.
Parí con placer y gusto a
hombres honorables que me amaron con ternura.
Hombres ilustres entregados en alma y vida
y me adoraron con devoción divina.
Hombres valerosos que rociaron con su sangre
mi fértil naturaleza.
Hombres, que ante la ignominia
de algunos hijos malparidos,
se rebelaron hasta caer con gallardía
inaudita.
Hombres que me defendieron ante la
amenazante invasión extranjera.
Fui Patria complaciente, con un corazón
sensible por mis hijos caídos en el campo
de batalla.
Nada más horrendo, atroz y espeluznante
que contemplar con ayees contenidos
el parricidio tumultuoso entre mis Caínes y
mis Abeles.
Y cuando yacía tranquila,
segura de la semilla futura.
Volví a parir, y parí.
Parí con denuedo, con un amor contenido
en la esperanza de nuevas generaciones
más humanas.
Parí.
Y llegaron los hijos de la chingada Patria.
Y los hijos de la noble Patria
ya no estaban.
Seguí pariendo con esperanza milagrosa,
que nacieran redentores a montones.
Pero me volví infecunda a parir tan nobles seres.
Y los pocos, los menos, llegaron.
Los llamados hijos de la revolución.
Seres ambiciosos, deplorables y sin condición humana.
Entes abyectos, amorales y de fatuo cerebro.
Preñados de un don aberrantemente diabólico
y maquiavélico.
Y se ensañaron con sus hermanos,
arrebatándoles y despojándoles de todo.
Estos mismos, inventaron partidos…
deshicieron leyes…
adecuaron reformas…todo a su modo;
para entregarme al mejor postor.
Y a los inconformes los desaparecieron.
El poder dio cargos.
Los cargos privilegios.
Y en lugar de administrar,
en una simulación absoluta y denigrante
me vendieron.
Soy una Patria pútrida,
me han saqueado.
¡Ya no quiero parir!
Parir me indigna.
Parir… ¿Para qué?
