Extrañar a alguien, es un sentimiento extraño, el cual nos hace salir del confort de tener control. A su vez, esa sensación nos hace valorar y enseña a que seamos conscientes del tiempo que pasamos con esas personas a las que amamos.
Extrañar está bien pero lo vital es atesorar los momentos que estamos con las personas que amamos, lo que a su vez nos lleva a la conclusión en ocasiones, que perdimos tiempo en sin sabores, en pleitos, en egoísmo y es donde extrañar se vuelve amargo.
Este escrito es en honor a todas las personas que extrañamos y también a las personas que amamos y están a nuestro lado, porque estamos conscientes de lo mucho que enriquecen nuestras vidas y por ello procuraremos administrar el tiempo de la mejor manera para que no haya arrepentimiento ni remordimiento, el día de mañana que de nuestra boca salga para ellos un: te extraño.
Lo más terrible es un: Extraño extrañar. Esto nos debe llevar a una decisión de siempre honrar a las personas que han pasado en nuestras vidas. Olvidando lo malo, viviendo el presente pero más allá de enfocar este punto a otros, nos debe llevar a un recordatorio de que si nosotros no nos hacemos presentes en la vida de los que amamos, tal como el vapor, nos iremos esfumando. Se trata de algo recíproco… Extrañar, pero saber que nosotros, si no nos hacemos presentes, seremos extrañados, pero lentamente olvidados. Por ello ¿qué hago para ser alguien que se recuerde? ¿Cómo llevo mi vida para que mis amados también me extrañen? Y más retador aún: ¿cómo me recordarían? O ¿cómo y por qué me olvidarían?.
Hoy estamos, mañana quién sabe. Vivamos de tal manera que amemos y seamos esas personas fáciles de amar y difíciles de olvidar.
