Por: Camilo Hernández.
Llegó a nuestros manos la más reciente novela del escritor oriundo de Tuxpan, Rodolfo Silva Carballo, distinción que agradecemos mucho, por la oportunidad de disfrutar la lectura de una interesante obra que te atrapa de principio a fin.
Al tener el ejemplar impreso del libro -que ya habíamos anunciado anticipadamente-, no ocultamos esa sensación de ir a “un encuentro inesperado”; tal y como lo retrata el título.
Sin abundar mucho, es preciso destacar que captó toda nuestra atención desde el primer capítulo donde el distinguido escritor hace una hermosa narración del Pueblo Mágico de “Cuetzalan” Puebla, con sus característicos techos de madera cubiertos de teja de barro rojo, calles empedradas, voladores -como en Papantla-, el aroma a café y pan recién horneado, además del aire perfumado por las bellas y coloridas flores.
Adentrándose en el tema central nos lleva a conocer y reflexionar sobre la problemática de los migrantes centroamericanos, especialmente la historia de un niño en condiciones de vulnerabilidad extrema y un joven abogado cuyas vidas se entrelazan en la frontera norte de México.
Pero quien mejor que el propio autor, Rodolfo Silva Carballo, para responder en una «entrevista exclusiva» a varias preguntas acerca de su novela y de paso también respecto a su amado terruño.
“El fenómeno de la migración se percibe con más crudeza en las fronteras, no es ni debe ser indiferente para quienes vivimos ahí, es lastimoso observar el cansancio y la tristeza reflejados en los rostros de esos seres humanos desplazados decididos; sin embargo, a enfrentar los más extremosos riesgos de su odisea porque de dónde vienen, no tenían ninguna oportunidad, incluso, de sobrevivir, ante la pobreza extrema y el secuestro. La historia trata de un niño que viaja sin acompañamiento desde El Salvador hacia Estados Unidos pasando por una serie de eventos críticos en los que expuso su integridad física y mental, comparte su historia con un joven abogado con un problema psicosomático, quien lo rescata de las pandillas acompañándolo hasta su destino final cerca de San Diego, California”; describe el escritor.Y entonces añade: “Es una historia ficticia pero muy común, hace algunos años cuando trabajaba en la aduana de Nogales, quedó muy grabada en mi mente la imagen de un niño posiblemente extraviado, confundido, sucio y con hambre, se me desgarró el corazón, pensé en mis hijos, niños también entonces, le procure alimento y una chamarra, no podía hacer más en ese momento, afortunadamente esa misma tarde llegaron por él algunas personas protectoras del migrante, pero nunca se me olvido aquella escena patética”.
- ¿Cómo elige los temas sobre los que escribe, en que se inspira?
“Creo que son aquellos recuerdos que más te conmovieron en la vida los que te inspiran a escribir, actúan como la atarraya del pescador que con habilidad la extiende sobre el río y con la que extrae muchos y variadas especies de peces que iluminan su semblante, no es necesario haber estado en el lugar para hablar de ello, las historias se cuentan solas”.
Al ser el segundo título de su autoría (el primero fue Río Arriba/2016), comentó que no hay ninguna similitud, “son temas diferentes, tal vez solo con la misma emotividad en la narrativa y la puntualidad descriptiva”.
- ¿También le gusta escribir sobre Tuxpan, lo vimos en su primera novela, lo seguirá haciendo?
“Me encanta hablar de mi tierra, soy bueno en eso, y también escribo porque al hacerlo vivo de nuevo su calidez, la indolencia de su gente genuina, el habitual chismorreo en la modorra de una sofocante tarde de verano, ahora mismo preparo un trabajo sobre el Negro Santos, personaje central de mi primera novela”.
- ¿Hay alguno(s) escritores que admira por su literatura y que son fuente de inspiración?
“Juan Rulfo, y los escritores de la revolución Mexicana Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Francisco L. Urquizo, pero sobre todo Gregorio López y fuentes, por su afanoso empeño en desvelar la vida de la Huasteca Veracruzana más profunda, con su narrativa poética para describir la fatalidad de la familia campesina”.
- ¿Y de Tuxpan, alguien que para Usted signifique admirable por su obra y disfrute leer?
“Bueno, sé que hay muy buenos escritores y poetas tuxpeños cuyos trabajos son dignos de leer y compartir, a quienes he leído y me consta la calidad de su trabajo son Manuel Maples Arce, Guillermo Chao Ebergenyi, José Luis Rivas, el mismo Demetrio Ruiz Malerva y muchos otros tantos que no he tenido la suerte de revisar”.
*** ¡A LA VENTA!.- Ambas obras de su autoría mencionó que están disponibles para los interesados en trato directo con él, sin descartar las plataformas digitales, y que próximamente tiene pensado visitar Tuxpan -ya que actualmente reside en Nogales, Sonora- o hacerla llegar a través de familiares; de uno u otro modo estará al alcance del público en general.
¡Agradezco el favor de su atención!
D.M. Nos saludamos hasta la próxima entrega.