Por: Jesús Alberto Rubio.
Mire que gran ejemplo se ha dado en la hermana República Dominicana, lo cual debe obligarnos a a voltear nuestras miradas y sentimientos hacia nuestro terruño:
Un diputado, Víctor Suárez, sometió un proyecto de ley para que la avenida de Santo Domingo lleve el nombre del inmortal de Cooperstown Pedro Martínez.
¡Bienvenida la propuesta!
Suárez entregó el proyecto al presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, quien de inmediato lo envió a la Comisión de Asuntos Municipales.
El propósito central, y del todo relevante, busca que se honre con el nombre de Pedro Martínez el tramo de la avenida 27 de febrero, desde el cruce de la Isabel Aguiar hasta la Autopista Duarte de aquella gran ciudad beisbolera.
No necesito decirle quién fue y es Pedro Martínez.
Pedro “El Grande”.
Exactamente, uno de los lanzadores más dominantes que ha tenido el béisbol de Grandes Ligas, desde que debutó el 24 de septiembre de 1992 con los Dodgers de Los Ángeles y luego trascendió con Montreal, Medias Rojas de Boston y Mets de nueva York.
Detalles:
https://momentodeportivord.com/?p=124124
Modelo a seguir
Este es un tema que en Hermosillo y en general en Sonora hemos abordado a través de Al Bat como propuesta desde hace años.
Lo que hoy vemos en el país hermano dominicano, debe ser modelo a seguir para honrar y preservar la memoria de grandes peloteros o deportistas de alguna otra disciplina.
Y ello, independientemente de que ese tipo de figuras tengan un nicho de oro en recintos sagrados –Salones de la Fama—en sus respectivas entidades o países.
La idea es que las autoridades –cabildos/sindicaturas—los encargados en particular del área de nomenclaturas-- den respuesta a la ciudadanía, organizaciones e instituciones deportivas a sus propuestas de que tal plaza, parque, estadio o calle-avenida-calzada lleve el nombre de una personalidad de esa naturaleza.
En Hermosillo, por ejemplo, ya se ha honrado a Héctor Espino González, Gustavo Hodgers Rico y a Fusto Soto Silva con calzadas y calles que llevan su nombre, lo cual es del todo plausible.
A Espino, obviamente, con su Estadio construido en 1972 y bautizado con su ilustre nombre en 1976.
Hodgers tiene un busto en la Unidad Deportiva de la Universidad de Sonora y el parque de beisbol adjunto lleva su nombre.
Sucedió también lo mismo cuando en el 2009 la Asociación de Cronistas Deportivos de Sonora (Asocrodes) gestionó ante el Ayuntamiento local que una unidad deportiva de beisbol -Liga Kino-- llevara el nombre de Zenón Ochoa Tiburcio, una leyenda en este deporte como jugador, ampáyer e instructor.
Debe haber más casos, por supuesto.
Pero también se debe pensar en la idea de que hay grandes protagonistas del deporte –como el beisbol, que es el tema cotidiano de esta su columna—que están a la espera de que sean valorados-dimensionados y reconocidos de esa forma.
Hay que pensar y actuar-accionaren este renglón. ¿No le parece?
Tan sólo en pensar que por ejemplo hay calles y avenidas con nombres sin ninguna identidad al tener nomenclaturas numéricas que no nos dicen nada.
Qué absurdo.
HÉCTOR BARRIOS F.: A mediados del verano de 1903, con su equipo los Piratas de Pittsburgh situado cómodamente en el primer lugar de la Liga Nacional, Dreyfuss envió un reto a Harry Killilea, dueño de los hasta entonces líderes de la Liga Americana, los Americans de Boston. "El tiempo ha llegado,” escribió Dreyfuss, “para la Liga Nacional y la Liga Americana de organizar una Serie Mundial... más en: http://beisboldelosbarrios.com
PD: No lo olviden, amigos editores: cuando gusten, aquí está el espacio para esta estrategia de difusión como lo hace el colega Barrios desde Ensenada de manera cotidiana. Simple y sencillamente envíenme un buen párrafo sobre determinado tema de interés con su nombre y link correspondiente de su sitio ¡y verá que cosa!