Por: Cesia Carrillo Clemente.
La economía suele ser “la punta del iceberg” para daños colaterales en la vida plena del ser humano, aunque también es condicional a que si algo está en un predicamento en otra área, repercute en la economía, por ejemplo: la salud.
Si estamos enfermos, habrá un desajuste económico, pero si nos va mal económicamente nos podría ocasionar un desajuste en nuestra salud.
Hay tantos dichos respecto al dinero, como: con dinero baila el perro, el dinero mueve al mundo, etc.
Estamos inmersos en una cultura consumista y le hemos otorgado al dinero el poder sobre poder, emociones, identidad, y más.
Pero ¿cómo cambiarnos ese chip de la supuesta “felicidad”?:
1. Hagamos una lista de cuáles son nuestros momentos más felices en la vida. Si en la mayoría tiene que ver con cosas o situaciones donde primordialmente se tuvo inversión económica, podemos tratar de resetear nuestra visión de felicidad.
• Si la mayoría de los momentos felices de nuestra lista tienen que ver con el consumismo, no nos sintamos mal, mucho tiene que ver con el bombardeo mercadológico.
2. Imagina aquellas cosas que creen que te haría feliz, es decir, aquellas cosas que has soñado pensando como: si tuviera _____ fuera feliz.
• Si la mayoría tiene que ver con poder adquisitivo, reflexionemos con el ahora, lo que tenemos y agradezcamos.
3. Hay lujos que en ocasiones nos podemos dar. Imagina cómo sería nuestra vida sin ellos y piensa qué tan dependiente es nuestra felicidad de ellos.
• Si se nos hace difícil prescindir de ellos. Hagamos un cambio en nuestro enfoque de felicidad.
Ciertamente la felicidad es algo subjetiva. Pero pensemos en que podemos enfocar nuestra felicidad en cosas pasajeras y de las cuales, por mucho que creamos tener estabilidad económica, es efímero. Ejercitemos nuestra gratitud y las prioridades de la vida.
