Por: Carlos Lozano Medrano.
Como ya comenté, en el 2018 a la oposición le pasó por encima una aplanadora marca Morena que los dejó en shock, todavía no logran sacudirse las malas vibras. Pero a año y medio de gobernar la posición y fuerza del Presidente es incierta, ha ido bajando su nivel de aceptación, aunque todavía es alta, la Cuarta solo ha metido primera, el manejo de la pandemia y la economía no le han ayudado mucho, lógicamente sus seguidores le aplauden todo, ya lo nombran el mejor Presidente que ha tenido México y quieren un día de celebración nacional para una transformación que está en el vientre de Morena, pero no sabemos si abortará. Parecería que Andrés Manuel tiene un año para acomodar sus piezas, quien sabe si la pandemia realmente le haya caído como anillo al dedo, su estilo polarizante le va creando una oposición que ve complicada la nueva normalidad y ya está viendo posibilidades para el 2021, ojalá tenga otros datos bajo la manga, porque dependiendo de cómo se perciba su actuación presidencial así le irá a sus candidatos en todo el país. Morena es Andrés Manuel.
En general también es común un primer problema, los diferentes partidos entre elección y elección se echan a la hamaca y a última hora empiezan a organizarse, se nombra una nueva mesa directiva y la anterior que ya tenía experiencia se desecha. Es la estrategia para apoyar a un candidato que convenga a algunos o al Centro, así ha sido siempre. El miembro partidista debe involucrarse más, la base partidista debería cumplir una función importante para nombrar a sus directivos y después para apoyar a un posible precandidato. Y después para nombrar al candidato y acompañarlo en su campaña, pero no se le ha dejado, las élites son las que saben y la masa de fifís y fofos por costumbre, comodidad o conveniencia se dejan querer y manipular. También se dejan guiar por los posibles padrinos del aspirante. Usando un lenguaje actual con la militarización del país, los partidistas de infantería tienen la posibilidad de alzar su voz y opinar, pero no han aprendido a hacerlo.
El ciudadano en general también debe involucrarse en el proceso opinando, aunque a veces se les complica decidir a quién apoyar. A nivel local conocen a varios de los aspirantes, de algunos son incluso amigos, todos les piden apoyo, todos empiezan a prometer, muchos como el mejor amigo del hombre empieza a saborear un posible hueso. Como no se puede apoyar a todos los aspirantes, la lógica nos dice apoyar a uno, así que ciudadanos no tengan miedo a las consecuencias, normalmente no les tocará nada, no hay cargos para todos. Democráticamente es necesario participar activamente.
También es importante conocer de los aspirantes su trayectoria laboral, profesional, política, cultural, social porque nos dan una idea de cómo actúa y lo que han logrado. Una vida activa y participativa dice mucho de lo que ha sido, de lo que es y de lo que puede ser y hacer. Lógicamente no hay una garantía.
Se dice que estas elecciones serán las más grandes de la historia, habrá quince gobernaturas en disputa, muchas presidencias municipales y se renovará todo el Congreso de la Unión y Congresos locales. Si las élites partidistas sueltan los billetes para más publicidad las elecciones locales pudieran despertar más interés, donde la imagen de los aspirantes será más determinante que los colores partidistas. Y las alianzas partidistas estarán presentes.
(POLITICA 04 / ICTU / agosto-2020).