Por: Cesia Carrillo Clemente.
Debo confesar algo. Puedo ir al mismo restaurante mil veces pero siempre pido lo mismo. Veo el menú una y otra vez, y aunque algo más en la lista me coquetee, suelo pedir lo mismo. En algunos lugares que soy asidua ya no me preguntan: “¿qué va a querer?”. Simplemente dicen: “lo mismo, ¿verdad?”. Las veces que sí he pedido algo diferente, hasta se sorprenden.
No sé si alguien se pueda identificar conmigo. Sí, sé que es algo muy raro, pero aunque yo no me siento mal por pedir siempre lo mismo, sé que hay más cosas en el menú que quizá me estoy perdiendo. Por ello, a veces me reto para pedir algo diferente.
En otros asuntos lejos de tomar decisiones de comida, suelo ser diferente. Es decir, me adapto a los cambios y agradezco por ellos, pese a que algunos no sean tan deliciosos. Aunque debo admitir que quizá algo tan simple como el Menú, en ciertos momentos me frena en otras áreas.
Si te identificas con esto, creo que juntos podemos aprender, que salir de la “rutina” no es malo. De hecho hemos sido orillados y forzados a cambiar ciertos hábitos, y en nuestra “nueva normalidad” querramos o no,aprenderemos a probar algo más.
Es normal tener ciertos temores ante los cambios, pero no permitamos que este temor nos paralice ante las oportunidades que tengamos al frente. Obvio, en este restaurante llamado Nueva normalidad, no podemos levantarnos e irnos, pero sí podremos, si así lo proponemos, saborear la vida.
