Ronnie y Blanca en el Recinto

 



Al Bat

Jesús Alberto Rubio

Ronnie Camacho nos relata su reciente presencia como invitado –junto con su esposa Blanca Sosa-- en el Recinto Sagrado del béisbol mexicano en donde se llevó a cabo la entronización de los nuevos inmortales del deporte rey:

Amablemente, así lo dijo:

“¡Qué noche de beisbol...!

Pero antes, primero llegamos al Aeropuerto “Gral. Ignacio Pesqueira” de la Ciudad de Hermosillo a las 7 de la mañana mi esposa y yo para abordar  la nave aérea que nos llevaría a la Ciudad de Monterrey N. L. atendiendo invitación del director del Templo Sagrado, ingeniero Francisco Padilla Dávila.

Ya tenía buen rato de no aparecerme en el Salón de la Fama; la última ocasión fue cuando el presidente, Lic. Andrés Manuel López Obrador, inauguró el famoso y moderno recinto.

Al arribar al Aeropuerto Internacional de Monterrey nos esperaba el Ing. José Luis López Méndez y su inseparable esposa Cachu, amigos nuestros desde que operaba como gerente general de la Planta ESDE de la Minera Cananense del Grupo México.             

Llegamos al Hotel Fiesta Inn indicado por los organizadores del evento y serían las 12 del medio cuando saludé a algunos cronista de beisbol. 

Allí, todos me hacían la misma pregunta “Oye, ¿dónde estabas?; ¿te fuiste del béisbol?; ¿estuviste en la Mina de Cananea del Grupo México? Otros señalaban: “nos enteramos de tu problema de salud; hasta que te estamos viendo, ¿sabes que nos da mucho gusto verte aquí?; es donde perteneces...”. 

Mis respuestas: muchas gracias; me invitaron y no podía faltar a esta cita tan importante y como acaban de decir, aquí pertenezco. Voy a ver mi placa y tomarme una buena foto con mi esposa a mi lado. Ella ha sido muy importante en mi vida”. 

Llegamos una hora antes del evento al majestuoso “Salón de los Inmortales” donde me identifiqué, registraron y dieron el gafete de admisión, indicándoseme los dos lugares apartados para mi esposa y para mí. 

Llegaron algunos invitados especiales, todos elegantemente vestidos, de la Ciudad de México. Acompañaban al Ing. Alfredo Harp Helú quien sería entronizado dentro de unos minutos. Rápidamente me acerqué a él, reconociéndome. Enseguida, lo felicité por todo lo bueno que ha hecho para que el beisbol siga su  exitoso curso. También le di un fuerte abrazo.

A Harp Helú lo acompañaba el también Ing. Francisco Padilla Dávila responsable del buen funcionamiento del recinto donde hasta la fecha se han cumplido todas las metas trazadas en su nueva época. 

Horacio Ibarra Álvarez, historiador del Recinto, se me acercó y dijo: “ven, te queremos entrevistar, sígueme”; llegamos al lugar debidamente acondicionado para ello y me encontré que en ese instante estaban entrevistando al “Peluche” José Peña.

Luego seguirían un servidor con la entrevista, así como Alfredo Ortiz, Miguel Solís, Ángel Moreno, Horacio Piña, J. L. Aguilar, Pepe Maíz, dueño de los Sultanes; Daniel Fernández, el Borrego Sandoval, Chico Rodríguez... 

El ambiente ya estaba a todo lo que da; respirabas aires beisboleros y sentías muy buena vibra, y como me dijo Moi Camacho... “Cabechi, esto que estamos viviendo es una sola vez en la vida, por eso estamos aquí, enfermos, pero sin perder el rumbo, a lo mejor podría ser el último que veamos...” 

“Mira cabezón, hemos sido bendecidos por el gran Señor hasta la fecha, hicimos nuestro trabajo y cumplimos nuestras metas, ¿ya te has fijado cuánta gente nos ha saludado?, se acuerdan de nosotros y pues hay que seguir viniendo si nos invitan, hasta que de “Arriba nos avisen que se acabó el juego...", me expresó con suma emoción. 

“Si, tienes razón, es que en ocasiones me pongo “flamenco”, como nos decía el “Viejo”. ¿Te acuerdas?”, sí, Tony Castaño, “El Viejo?, cuantos recuerdos de él tenemos, qué gran manager”, le contesté.

Antonio de Valdez el flamante presidente del Comité Elector del Salón de la Fama, me abrazó, expresándome. “Hola Ronnie, cuánto tiempo ha pasado, te ves muy bien, y hasta más joven, ¿cómo sigues de tus males?”. “Pues aquí estoy; me vine con el permiso del médico, aunque todavía no me dan de alta”, le dije y me agregó:

“No creas, he estado pendiente de tu salud;  el que me informa es el Ingeniero Padilla”, indico ya que enseguida se iba a subir al pódium para dar inicio con la ceremonia…

¡Play ball, ¡empezó la ceremonia!

A un lado de nosotros se sentó Enrique Kerlegand, brillante cronista deportivo de la vieja ola como aquellos Tommy Morales, Jorge de la Serna, Pancho Cano, Raul Mendoza, Enrique Llánes, el gran “Mago” Septien, entre otros, ya fallecidos.

Me saludó muy efusivamente y me dijo las mismas palabras de mi amigo de Valdez, señalándome que se quedó a vivir en Saltillo y sigue en el beisbol y que bueno; sus crónicas son de mucha aceptación y de vez en cuando recuerda las hazañas de los “Camacho de la Destrucción”.

La presentación de los nuevos Inmortales estuvo formidable, con el toque mágico en el micrófono del Maestro de Valdez. 

El Ing. Francisco Padilla inició con el mensaje de bienvenida y no se anduvo por las ramas cuando dijo... “El Recinto de los Inmortales, los recibe para siempre, los aficionados los recordarán”.

Cuando le tocó hablar a Luis Arredondo “El Rayo”, recordó: “El Yaqui Ríos, un día comentó al verme jugar “Échenle un ojo a ese muchacho, va llegar lejos” y no lo hice quedar mal”... Javier Robles comentó que fue Cesar Gutiérrez “El Oloroso”  quien lo recomendó a Los Tigres... “Mi padre me motivó tanto que hasta Champion bat fui y dejé muy buenos números”

Mis conceptos

Los mensajes de cada uno me conmovieron; y el mío es el siguiente: “Que este galardón sólo se logra con esfuerzo y disciplina. “El Salón de la Fama” cobija a los mejores que dignifican el beisbol con sus actuaciones 

Al último, el Ing. Alfredo Harp Helú después de ser entronizado y también con la casaca del Salón de la Fama se dirigió a toda la excelente concurrencia cerrando su mensaje diciendo “el lema de mi vida es vivir y morir, jugando beisbol” y la ovación no se hizo esperar y aquel hombre, levantó los brazos abiertos, agradeciendo el caluroso y largo aplauso. 

Fue una excelentísima velada beisbolera donde el Ing. Padilla Dávila se voló la barda por el mero centro, terminando su actuación, ofreciendo convivio un exquisito y bien surtido, así como bebidas finas. Muchas Gracias por todo”.

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