Algo curioso que les quiero contar...



Por: Cesia Carrillo.

Una mañana de espantos. Mi corazón sigue acelerado y te cuento porqué.

Feliz me hacía mi juguito verde, tradicional en la mañana, y de repente escucho un "Splash" tras la llegada de ese anfibio de ancas enormes y ojos saltones fijos en mí. Estaba a un salto más por estar sobre mí. 

Me paralicé unos segundos, pero -las cosas no pueden quedar así -pensé- debo tomar valor. 

Agarré aire y dije -shu- está de más decir que no se fue la muy valentona. 

En un parpadeo se me perdió. Creo que su mente maquiavélica había preparado un distractor.

De repente recordé que la ventana de mi cuarto estaba abierta. 

A la familia de esas bandidas les gusta aterrarme y eso que mi cuarto es en la segunda planta.

Corrí como si no hubiera mañana. Iba cerrando la ventana y ahí... entre los vidrios, una lagartija mirándome asustada pero con hambre de venganza. Sí, tal como lo lees, venganza. 

Te cuento...

Hace dos días esa lagartija me asustó. La encerré con el poderoso aroma a citronela. La rocié alrededor  de ella, como si de ritual se tratara. Sin embargo, por mi desesperación, la dejé atrapada entre vidrio y vidrio, de la ventana abierta.  Y desde ese momento, no pude cerrarla, porque ahí seguía, y ahí se quedó.

Hoy, al estar en persecución de la rana, corro a intentar cerrar la ventana, y ¡Oh terrorífica sorpresa! La lagartija seguía viva. Pude ver en sus ojos esa furia, y estoy segura que el llamado que hizo fue a esa rana perseguidora. 

De nuevo, no pude cerrar la ventana. Una vez más me quedé paralizada. Tuve que ser valiente y continuar... Esa lagartija sigue ahí...y seguramente la rana me espera para comerme.

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