El pasado domingo 17 de junio celebramos el Día del Padre, muchos tuvimos o tenemos un buen padre que nos motivó a disfrutar el festejo. Siempre tenemos que valorar, agradecer, celebrar y compartir todo lo bueno que tengamos a la mano.
Soy afortunado al haber tenido un buen padre, no solo quise a mi padre sino que lo admiré. Y aun cuando algunos familiares y amigos me han dicho que soy un buen padre, serán mis hijos los que de alguna manera tendrán la última palabra, aunque a veces son un poco críticos. Reconozco que soy buena persona pero no perfecta o en su caso con defectos, claro, afirmo sin ninguna duda que me quieren.
Algunas expresiones que en buena cantidad circularon en redes sociales, nos muestran que es real el cariño que les tenemos a nuestros padres incluso en algunos señalaron que tuvieron al mejor padre del mundo, es grato ese reconocimiento. En lo personal en mucho temas no me gustan los calificativos de Mejor, aunque es posible que en algunos temas sean ciertos y válido que se expresen. Es un día para celebrar con nuestro padre, pero no es una competencia con otros, porque “normalmente” solo tenemos un solo padre. Siéntete afortunado si tienes o tuviste un buen padre.
Y aun cuando recibí muchos bonitos y buenos mensajes no me decidí a compartirlos para no saturar ¿más? a mis contactos, mensajes reflexivos o chistosos. En estos días especiales con la tecnología y las redes sociales la creatividad se multiplica y se expresa.
Mi reconocimiento a todos aquellos hombres que se han responsabilizado de su familia, que han cumplido con cabalidad con sus obligaciones en su hogar, que han sido leales con su pareja y cercanos a sus hijos, dándoles primeramente amor y respeto, dando cotidianamente un buen ejemplo de vida.
Desafortunadamente los hay aquellos que se alejaron dejando desamparados a sus familias, dejando la responsabilidad a la mujer. Si entiendo que hay problemas de pareja que influyen negativamente en la separación, que dificultan llegar a acuerdos. Urge que el ser humano se responsabilice de su sexualidad y de manera especial de la educación de sus hijos.
Sin pretender generalizar he reflexionado que en algunos casos la ausencia o una presencia débil del padre en el desarrollo del niño puede provocar un rechazo a cualquier figura de autoridad, un mal desarrollo en su identidad personal e incluso dificultad a aceptar o conceptualizar la existencia de un Creador.
Es extraordinariamente gratificante ejercer la paternidad, y también lo es mantenerse presente con compromiso y responsabilidad, incluso hay hombres sin mucha escolaridad o sin muchos recursos que ejercen su paternidad de manera muy natural. Y todo se compensa cuando tus hijos aprenden a decirte papá, cuando te quieren y respetan, cuando los ves crecer y se convierten en hombres y mujeres de bien.
(ICTU 27-junio-2022).
