Ceremonia de purificación en Tumilco, Tuxpan...



Por: Liz Sosa.

* Con investigación del Historiador Gabriel Cruz Reyes.

Tumilco es una comunidad mestiza con patrón cultural Teenek, de Tan=Lugar e Ikoó=Incienso, por lo que significa “El lugar de los inciensos”, nombre que recibe por los bosques magníficos de copal que existían y que han subsistido con el paso del tiempo hasta nuestros días.

Por su importancia cultural, es aquí donde se encuentra la frontera de nuestra Huasteca y el pueblo hermano Totonaca. Tumilco abre la puerta a este fascinante mundo que es la Huasteca Baja en nuestro bello estado de Veracruz. En tiempos antiguos y derivado del nombre de esta comunidad, es muy probable que de aquí se llevaba al centro ceremonial Tabuco (Lugar de Siete) esa resina extraída del árbol de copal, que al ser quemada en sahumerios produce un incienso de agradable aroma.

Tumilco se localiza en latitud 20° 54” a 20° 56” y longitud 97° 21” a 97° 18” al sur del municipio de Tuxpan, Veracruz, a escasos kilómetros de las costas del Golfo de México y del río Tuxpan. Cuenta con asentamientos y evidencia arqueológica, la cual ya está siendo estudiada por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia. 

El visitante puede llegar a esta emblemática e histórica comunidad por un libramiento de concreto hidráulico que va de la ciudad de Tuxpan hasta la congregación La Victoria, de ahí se toma la desviación a la comunidad de Cobos y se sigue por una brecha de terracería hasta llegar a “el lugar de los inciensos”. El trayecto tomará aproximadamente veinte minutos.


Como recordatorio de toda esta herencia huasteca, en marzo (21 al 23) se reviven rituales ceremoniales después de muchísimos años a la Madre Tierra Anam y al Padre Sol Quicha en el cerro “El Farallón”, el cual en apariencia es una pirámide de aproximadamente dieciocho metros de altura, que con el paso del tiempo y abandono fue cubierta por la misma naturaleza. La Suprema de la comunidad, Juana Infante, le pidió perdón a la Tierra por el daño que le hemos causado, luego pidió por la salud de todas las personas de la comunidad y también para que las milpas continúen dando abundantes cosechas de maíz y frutas.

Posteriormente purificó las ofrendas consistentes en flores, agua de manantial, bocoles, taquitos, frutas, vasijas y conchas de caracol, entre otros alimentos típicos de la región, además de los cuerpos de las personas que se encontraban en ayuno para este ritual, así como también el Mayordomo del Cerro Juvencio Reyes y el historiador Gabriel Cruz, quien ofrendó a la Madre Tierra.

La Suprema Juana purificó además a dos invitados especiales, por ser de la cultura hermana colindante, la totonaca. Ellos, guiados por el Mayordomo y todos los asistentes, subieron al cerro, a ofrendar a Quicha todos los alimentos purificados con anterioridad para que les brinde energía a todas las personas que a partir de esta ceremonia le visiten. Cabe mencionar, que desde la cima se puede observar el majestuoso paisaje que brinda la naturaleza: el azul profundo del mar, la ciudad y río Tuxpan, el valle con los esteros, manglares y el verde de los bosques circundados por los cerros, haciendo en conjunto una postal maravillosa para cualquiera.

Finalmente, los participantes de la ofrenda y la ceremonia levantaron los restos de la misma y se llevaron a enterrar en las raíces del Palo Volador, uno de los árboles sagrados de los Teenek, como es la Ceiba y la Chaca.

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