Estadísticas sobre el regreso a clases presenciales en algunos estados, arroja que solo el 40% de la población estudiantil, realmente estudió y entendió los temas; y el otro 60% se ha tenido que regresar a ciertos temas pasados, y casi, casi, comenzar de cero.
Hay una alarma en este tema. Los padres están preocupados, en otro lugares porque pronto se regrese a clases presenciales. Otro tanto, no quiere porque se han adecuado a la forma de trabajo.
Entre los alumnos también está esa disyuntiva. Pero lo preocupante del asunto es ¿cuánto de progreso hay en el conocimiento?
Desde mi perspectiva, creo que en efecto, la educación en línea no es sumamente ideal para todos, pues cada quién tiene una forma distinta de aprender. Si vamos a eso, de manera presencial también existen barreras de aprendizaje pero mucho tiene que ver el entorno en el que los alumnos se desarrollan.
Hay alumnos que son bastante independientes, y aún teniendo hogares donde no se les pone la suficiente atención, ellos han logrado avanzar, pese a la adversidad.
Otros alumnos tienen todo el apoyo de sus familias y aún así, no se esfuerzan por atesorar el conocimiento y aprovechar esa oportunidad.
Algunos otros, no tienen apoyo, ni la intención de aprender. Creo que esto resume a las clases en línea y clases presenciales: a depende quién las tome y por supuesto quién dé las clases.
El asunto es que cada uno, profesor-alumno-padres, se hagan responsables y hagan lo mejor de sí, que por supuesto, el resultado no es que las tres partes estén bien, sino que un elemento busque superarse. Sea como sea, pensemos en lo más importante: los alumnos.
