A una joven divorciada


Autor: Prof. Gilberto Tejeda Salazar.
 

Te imagino sola,
tendida en tu cama,
es de madrugada.
La temperatura ambiental
y la de tu cuerpo
invaden la habitación,
tu lecho y tus sentidos.
Desnuda como estás,
te palpas y descubres tu cuerpo febril,
solo,
ausente de otro cuerpo, que
a poco, se fundían en uno.
Los pensamientos malsanos
se agolpan,
tu mente es un caos irrefrenable.
Buscas acomodo para tu cuerpo,
la cama hierve, y te sientes sola, la cama hierve,
y estás sola:
sin amor, con un odio al mismo.
Ahora te sientas, te mesas los cabellos…
y el recuerdo es avasallador,
y te hace sufrir. No entiendes ni comprendes:
¿Dónde las ilusiones?
¿Dónde el amor?
¿Dónde la vida soñada?
Las ansias de ser amada te subyugan.
Quieres ser poseída
y tienes miedo.
¿Por qué? ahora te preguntas
y una lágrima moja tu entre pierna,
las siguen otras que tratas de detener con tus manos.
Ahora gimes desolada, impotente…
¿Cuántas noches, cuántas madrugadas, cuantos días más
así?
¡Es tan grande tu furor!
Y piensas…y sientes…
Tus ansias de amar están vivas.
Sientes deseo,
un deseo carnal apasionado.
Algo funcionó mal pero no es el fin.
Te acechan,
te persiguen,
quieren poseerte…pero solo eso…
Te saben vulnerable,
afectada en tus sentimientos.
Sabes que no debes flaquear,
hay que esperar la sanación del alma.
La pasión, mas no el amor te envuelve
y te sientes frágil.
Sabes que tienes que luchar contra los demonios del placer…
Sabes, que algún día,
otra vez,
de nuevo,
el amor llegará refulgente:
a tu vida.

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