Autor: Prof. Gilberto Tejeda Salazar.
Irremediablemente
el río muere.
Y en su penosa agonía,
vierte sobre el Golfo
el veneno que lo asesina.
No existe salvación,
muy al contrario,
la civilización
acelera su muerte.
El río muere y con él,
solidariamente, también
perece la flora y la fauna
que lo rodea.
No hay salvación, todo muere.