Por: Camilo Hernández.
Vivimos tiempos complicados por la “pandemia”, será una festividad de “Todos Santos” muy diferente a otros años, sin la tradicional “plaza mayor” en céntricas calles de Tuxpan -alrededores de la Iglesia Catedral de “Nuestra Señora de la Asunción”-, ni la visita acostumbrada a los panteones el “Día de Muertos”, para evitar la conglomeración de personas.
El riesgo de contagios por Covid-19 obliga a implementar medidas preventivas; sin embargo, el llamado es a preservar ésta bella tradición -desde casa-, en la medida de lo posible con el Altar y las Ofrendas.
Hoy más que nunca debe arraigarse entre las nuevas generaciones la hermosa tradición que envuelve al “Día de Muertos”, y aprovechando que niños y jóvenes están en casa, pueden involucrarse aún más, participar con gran esmero y entusiasmo en la festividad.
El olor a copal le da el aroma especial a ésta tradición, que combina con el colorido de las flores, naranjas, palmilla, varas, hojas de plátano, calabazas, chiles, chocolate, pan, etc, que no pueden faltar, además de colocar las fotos y encender veladoras con lo cual las familias recuerdan a sus seres queridos -más allá del sol-.
Son días llenos de mucha tradición en Tuxpan -desde el 30 de octubre y hasta el 2 de noviembre- con la elaboración del Altar para después depositar las deliciosas Ofrendas (tamales, pan, chocolate, naranjas, dulces típicos, etc..), para los familiares y amigos -que se adelantaron en el viaje sin retorno- en una fecha muy especial.
El 30 de octubre la elaboración del Altar, el 31 de octubre las ofrendas a los niños difuntos y después a los adultos el 1 de noviembre.
Ya el 2 de noviembre es la fecha en el calendario reservada para llevar a los camposantos las coronas, flores, arreglos, veladoras y todo lo necesario para reafirmar el cariño hacia quienes fueron llamados por el Creador.
De manera acostumbrada las familias porteñas llegan desde la mañana a los cementerios, y permanecen durante el día haciendo limpieza, depositando flores, arreglos y las coronas que son el regalo especial, ahí junto a las tumbas, comen los típicos tamales y disfrutan de un momento de reflexión, melancolía y también de alegría. Hay quienes incluso llevan música de mariachi, algún trío o incluso de banda, según haya sido la preferida de su ser querido.
Este año, por las circunstancias de la pandemia cambiarán las cosas al estar cerrados los panteones -la visita tendrá que ser antes de la fecha-, pero eso no debe hacer que decaiga el ánimo para mantener firme la tradición y ofrendar a los fieles difuntos como es la costumbre.
*** Esta celebración tradicional debe perdurar por ser parte de nuestras raíces…
¡Gracias por el favor de su atención!
D.M. Nos saludamos hasta la próxima entrega.