Desde la ciudad de México,
en la tierra de Anáhuac,
con un sin fin de ilusiones parto,
a recorrer sólo un pedazo,
de la bella provincia nuestra.
El viento me envuelve en Ecatepec,
en Teotihuacán la legendaria Cultura,
siguen extensos magueyales
y con sus deliciosas tunas, me imagino los nopales;
Tulancingo su valle inmenso,
de La Sierra Madre Oriental
sus grandes montañas
y sus bosques de pinos contemplo inmerso;
de Huauchinango su escarpado caserío,
jugueteando el viento con las nubes,
hace al tiempo caluroso, frío,
lluvioso
o a veces neblinoso;
innumerables curvas son parte del camino,
y varios pueblos dándome su imagen y alegría,
conforman mi destino.
En Necaxa,
la Presa retiene un poco mis ímpetus,
corrientes de mi vida,
que buscan nuevos rumbos,
y mientras genera energía vital,
define su caudal,
si soy continente, o península
o si soy isla, en mi mundo.
A partir de Xicotepec,
en cualquier espacio disponible
encuentro miel, mamey o café,
y bajando ya la Sierra,
el calor y sudor acompañarán mi viaje;
las últimas sinuosidades
me llevan a La Ceiba,
donde día y noche para comer me atienden;
final y momentáneamente
en María Andrea detengo mis pasos,
mi cuerpo alimento,
se agitan sentimientos,
porque ya vislumbro mi encuentro,
con la Madre Tierra
que me vio nacer.
Pasando Lindero,
donde inicia mi Estado:
Veracruz,
mi caminar se hace más recto,
verdor, petróleo y ganado,
imágenes bellas,
con su intensa y vibrante luz,
domino con mirar atento.
Poza Rica,
el crucero y corazón de la región;
a la distancia imagino
con gusto a Tihuatlán,
sus cedros,
los palos de sol y las chacas,
y la Autopista,
digno marco a la Puerta de Oro
de nuestra veracruzana y bella Huaxteca.
Las comunidades se agolpan,
como hermanas y hermanos cercanos los siento:
Cañada Rica,
Puente Don Diego,
Tierra Blanca,
Ceiba Rica;
pastizales y naranjales,
todo alimenta mi alma,
mi corazón se acelera,
Santiago de la Peña
sale a mi encuentro,
en mi emotiva reseña;
cuántos recuerdos y cuántos amigos,
tierras, con la fuerza costeña.
Mi querido Tuxpan,
me das la bienvenida,
cruzando nuestro importante puente,
bellísimos caseríos
en las dos márgenes del río,
donde toda nuestra gente,
vive, se prepara, trabaja, ríe, goza y se hace presente;
recorro lentamente las calles del Centro,
arropado en la música huaxteca,
caribeña y tropical,
siempre grato reencuentro,
ya sea nocturno o matinal.
El azul del cielo me llena de gozo,
del sol su calidez recibo,
transmitiéndome vida y energía;
y por todo el boulevard,
avanzo con el ritmo cadencioso,
que el viento imprime
a las nubes, a los árboles
y a las palmeras.
A mi derecha contemplo Cobos,
el río acompaña mis pasos,
con agua fresca de coco,
calmo mi nostalgia y mi sed,
y adelante La Mata de Tampamachoco,
la laguna, el pescador, su lancha y su red.
La Barra Norte,
su inmensa y hermosa playa,
la calidez de su arena,
el arrullo y la caricia de sus olas,
me siento feliz
y me siento fuerte,
acompañado o a solas.
Como agua
que encuentra su cauce,
etapa de mi viaje terminado,
por fin, he llegado,
a México su Golfo,
vasto y poderoso,
en petróleo y pesca,
inmensamente rico,
y llevando mis frustraciones,
mis sueños y mis alegrías,
anhelo encontrar
por siempre, mi interior armonía.
Miles de tus hijos hemos salido,
en busca de un diferente y mejor destino
y cuantos seguiremos regresando,
para encontrar en tí,
la fuerza y el impulso que nos lleve,
a dominar nuestro sino
y paso a paso la felicidad, creando.
Soy afortunado
al igual que todos mis hermanos paisanos
y en nuestra vida, interesado,
de buscar y aprovechar la oportunidad,
de iniciar y cerrar anhelados y abundantes ciclos,
como todos estos años,
creando momentos fugaces de eternidad.
Dejaré volar mi imaginación,
Tuxpan te quiero bueno,
te quiero limpio y bello
y siempre tu progreso quiero,
Tuxpan: mi faro, mi fortaleza, mi familia, mis amigos,
mis ilusiones, mis recuerdos
y siempre
y por siempre… mi cariño y mi orgullo.
(2004-Septiembre-11)
