* Jaime Corella y Pilo Gaspar
Por Jesús Alberto Rubio
Démosle seguimiento/homenaje póstumo a Jaime Corella, lo mismo que un grato recordatorio por su gran amistad que tuvo con Miguel “Pilo” Gaspar.
También honremos, como segundo tema de Al Bat en este día, la memoria de Beto Ávila.
Le diré que una llamada telefónica a Miguel “Pilito” Gaspar, previa a la recibida del colega Francisco Santacruz Meza, nos unió en el siguiente relato.
Sí, un noble rescate y recordatorio de “Pilito”, vástago del gran Miguel "Pilo" Gaspar en torno a Corella:
Mis respetos:
Miguel Gaspar: “Estando en la cocina, sonó el timbre del teléfono y me sorprendió, pues prácticamente todas las comunicaciones se hacían con celular. Descolgué y, sin reconocer su voz, Jaime Corella me avisaba -así me dijo: te aviso, no te estoy pidiendo permiso- que venía a la casa a ver y platicar con mi papá, quien prácticamente se encontraba en agonía.
Intenté disuadirlo porque el Pilo ya no quería recibir visitas y que lo vieran en el terrible deterioro físico en que se encontraba. Atendiendo su deseo habíamos evitado, con tiento y delicadeza, que muchos amigos y parientes lo visitaran. Incluso le solicité a Jaime me diera tiempo de consultarlo con mamá, pero aseguró que ya venía y colgó.
Lo comenté con Letty y Rodrigo, mis hermanos, así como con mi mamá Raquel, y todos coincidimos que no podíamos ni debíamos evitar que, uno de sus mejores amigos en los últimos años, pudiera despedirse de quien quería tanto.
Jaime llegó, y después de un rápido saludo, entró rápidamente a la habitación donde se encontraba mi papá, cerrando la puerta. Su rostro expresaba el dolor que le generaba la situación, pero su actitud era la decisión de enfrentarla por el cariño y la admiración que sentía por su amigo.
Por más de una hora estuvo encerrado con mi papá, ellos dos solos. ¿Qué hablaron (o que dijo Jaime, dado que mi papá ya no podía expresarse)? No lo sabemos. De vez en vez, con gran curiosidad, nos acercábamos a la puerta, pero sólo alcanzábamos a percibir rumores.
Al fin salió, nos dio las gracias y se despidió, no sin antes afirmar que no asistiría al funeral. Su rostro era otro, triste, pero tranquilo. No nos dijo lo que había platicado, pero parecía expresar que mi papá estaba listo para partir.
El Pilo murió un par de horas después.
La gran amistad de Jaime y el Pilo, le otorgó el privilegio de ser la última persona que platicó con él. Efectivamente, no asistió al funeral.
Papá me platicó algunas partes de su vida, posterior a su retiro del béisbol. Muy dura, muy dramática hasta que Dios, porque Jaime era bueno, le envió a su Ángel de la Guarda: Porfirio Magaña, quien lo rescató e hizo que viviera muchos años más.
Ayer me dijeron que el gran Jaime Corella había fallecido. Los recuerdos se agolparon y las lágrimas brotaron. Lloré por él, por mi papá y por mi mamá, como no lloré en sus funerales. Son lágrimas que les debía, hoy, Jaime, me ha permitido pagar esa deuda.
Y, créanme, se siente bien.
Descanse en paz, mi querido amigo.
Gracias, muchas gracias, querido Porfirio Magaña, por tu bonhomía y por el cariño que le tuviste a los dos mejores catchers mexicanos: Pilo Gaspar y Jaime Corella”.
Eso es Mi Pilito.
Hermoso, humano y sensible vuestro profundo relato, Amigo.
Descansen en paz; ya están juntos jugando de nuevo en el cielo eterno.
69 años de la hazaña de Beto Ávila
Paola Ríos: Beto Ávila con su campeonato de bateo, les abrió la puerta a los peloteros latinos en Grandes Ligas y en su honor, la casa de El Águila de Veracruz lleva su nombre.
Un 26 de septiembre de 1954 Beto Ávila conectó un cuadrangular en la cuarta entrada en el juego entre Detroit contra Cleveland y con este batazo, el jarocho se coronó como el primer campeón de bateo latinoamericano y mexicano en la historia de Grandes Ligas.
Este 2023 se cumplen 69 años de la hazaña del veracruzano.
Era el año del 54 y todo se definía para Beto Ávila en el último juego de la temporada regular de Grandes Ligas, donde en 13 entradas, Detroit derrotó 8-7 a Cleveland.
En el cuarto rollo, fue cuando Ávila conectó jonrón en su segundo turno al bat de ese juego y también el 15 de la campaña para el jarocho.
Beto Ávila ya como campeón de bateo de Grandes Ligas concedió una entrevista para la agencia AP: “Esto significa mucho para mí”, declaró el joven veracruzano, mientras los otros miembros de su equipo iban a felicitarlo.
“Este ha sido un gran año para mí, el Juego de Estrellas, la Serie Mundial y ahora el campeonato de bateo”, comentó Ávila, quien luego recordó que una lesión en el muslo le molestó durante toda la temporada.
“Me sentí bien cuando se abrió la campaña y al empezar con mi racha ofensiva sentí que no me pararían. Pero me lastimé un dedo en Nueva York y de ahí en adelante las cosas se pusieron mal. No podía conectar y mi porcentaje bajó (…). La cosa era difícil, pero ¿qué podemos hacer? Tenemos que jugar”, expresó el jarocho.
Beto Ávila terminó como campeón de bateo de Grandes Ligas con un porcentaje de .341 con 400 turnos oficiales al bat y le siguió Ted Williams con .332 con 386 veces al bat.
Beto Ávila fue el primer jugador en la historia en ser campeón de bateo en la Liga Mexicana de Beisbol (1947 con Puebla) y en Grandes Ligas (1954).
Aunque Beto Ávila nunca pudo jugar con El Águila porque cuando comenzó a jugar, El Glorioso desapareció, el cariño por el equipo de su tierra siempre existió y cuando Ávila fue alcalde del puerto de Veracruz gestionó el regreso de El Águila a la Liga Mexicana de Beisbol en 1979.
En honor al legado del mejor jugador veracruzano de todos los tiempos, la casa de El Águila lleva el nombre de Estadio Beto Ávila.
Bien y bien.