Al amigo entrañable...

VARIEDADES

Por: Camilo Hernández. 

El tiempo pasa volando, más no los recuerdos que se quedan, aquellos gratos momentos con un gran amigo, todo un personaje en los círculos políticos, de quien conocimos como pocos, su rostro humano, esa parte sensible que conservamos en la memoria como el primer día, aquellas convivencias salpicadas de sus incontables ocurrencias que nos hacían reír.
 
El 20 de enero, hasta te aseguro -conociéndote- que visitarás el café, ahí donde contigo charlábamos de todo un poco, uno de los puntos de reunión cotidianos con los amigos, donde cada año electoral no te lo perdías por nada. 

La silla que ocupabas de manera acostumbrada está vacía por la ausencia física, más no por tu presencia espiritual, en la memoria quedó aquella ocasión cuando te tomé una foto con la camisa color rosa, de la que recuerdo bien te hice burla: “pues le voy a tener que tomar la foto, porque viene de rosita..” reímos, y hasta posaste contando que había sido un regalo.
Y como dicen que las casualidades no existen, seguramente por ahí andarás, opinando sobre los temas de la "polaca" y del Tuxpan que tanto querías; tal y como era tu costumbre, llegar puntual a la mesa del céntrico restaurante que frecuentábamos, a varios años de tu dolorosa partida. Presentes, tus amigos.

En ese contexto, anexo aquella Carta que escribí un año después de tu fallecimiento (2015), que resume algunas de las tantas cosas que apreciamos y valoramos de David Vargas Camargo, deseando que la luz del Creador siga iluminando tu camino. 

Carta al amigo que se fue… 

Tuxpan, Ver., Enero 2016. 

MUY ESTIMADO AMIGO, M.V.Z. DAVID VARGAS CAMARGO (†). 

No hay cosa más difícil que escribirle a un amigo que se fue, a un año de su dolorosa partida, porque invariablemente vienen a la memoria tantos y tantos recuerdos; sin embargo, como mí subdirector habrías dicho: “La función tiene que continuar”. 

Cómo no recordarte a un año de distancia que te adelantaste en el viaje sin retorno, cómo no hacerlo si está más vivo que nunca el gran aprecio que te tenemos, lo mismo nos hiciste reír con tus elocuentes sátiras de la polaca, pero también nos dejaste conocer la parte sensible del ser humano, pocas, muy pocas personas te habrán visto llorar como nosotros por algún motivo en particular. 

Tu silla permanece vacía en la mesa del café y lo mismo en aquel lugar al que caminábamos juntos contra tu propia voluntad, pues preferías trasladarte en taxi o al menos en el “democrático” como le llamabas, la motivación, pasar a saludar a los amigos del PRI Municipal. 

Dirigíamos nuestros pasos más allá del puente Tenechaco, compartiendo en el trayecto ideas e ideales, y saludando a tu paso a un sinfín de amigos y conocidos, parecías un “candidato” en campaña permanente, lo decía y reías. 

Personaje popular, siempre con la actitud positiva, sonriente, bromista y con la frente en alto hasta el último de tus días, crítico en la política, defensor de la verdad sobre cualquier cosa, y dando voz a la militancia, ese era el sentir del priísta de hueso colorado

Un incansable gestor de las causas justas y populares, promotor cotidiano del voto partidista, político nato, presidente “legítimo” del Comité Municipal del PRI, electo por decisión de las bases, y quien murió en la espera de que le hiciera justicia la revolución con una regiduría; misma que jamás llegó, pese a estar en primera fila en orden de méritos acumulados a lo largo de muchos años, tiempo en el que viste desfilar algunas caras desconocidas subiendo por las escalinatas del edificio de la avenida Juárez, hechos que en su momento cuestionaste. 

Sin duda un gran líder entre los locatarios del Mercado Municipal “Enrique Rodríguez Cano”, a los que cotidianamente les resolvías un sinfín de problemas de todo tipo desinteresadamente, algo de lo que fuimos testigos. 

Y qué dirá tu amiga, Alejandra, seguramente te extraña, pues diariamente le brindabas de corazón los sagrados alimentos en el local de la familia, con quien platicabas muy a gusto, o los Agentes de Tránsito y otros amigos más que frecuentaban ese punto de reunión, todos salían bien atendidos. 

A mí como a muchos también nos tocó recibir la amabilidad y gentileza del amigo con aquella deliciosa horchata licuada y con canela encima, que defendías como la original de Tuxpan, heredada por la familia de generación en generación y que solías invitar a quienes te visitaban. En lo particular, recuerdo ese enorme vaso de casi un litro, ya con el pilón integrado. 

Hombre de buen corazón cuyos actos altruistas no comentabas, padre de familia ejemplar, y sobre todo para quien el valor de la amistad tenía un gran significado. 

Aquel desafortunado día del sorpresivo e inexplicable deceso que a tus amigos nos dolió mucho, me fue casi imposible escribir algo, no había palabras, hoy también pensé en no hacerlo, pero algo me impulsó, tenía el deseo de expresarte el gran amigo que fuiste y que seguirás siendo por siempre.

“Usted es mi amigo, a quien le permito que escriba lo que quiera de mí, si ha de criticar, hágalo”; recuerdo esas palabras, aunque creo que en realidad lo decías de broma…como también presumías llevarme unos veinte años de ventaja y por ende tener muchas canas de experiencia, aunque a decir verdad, la cabellera se fue pintando de blanco en corto tiempo no tanto por la edad, sino más bien como una herencia de familia, según platicabas.
Sé que habrá quienes también te critiquen después de muerto, algo inevitable en la esfera política, pero hoy rescato esa parte de ti que pocos tuvimos el privilegio de conocer, por eso escribo con gusto estas líneas en memoria de un luchador social, pues hay a quienes incluso les rinden homenajes o los hacen personajes ilustres, a veces sin el mayor mérito y hasta cambiando el rumbo de la historia de lo que realmente fueron en vida. 

Gracias por habernos dado la oportunidad de convivir y compartir contigo en distintos momentos que recordamos con agrado. 

Gracias mi amigo porque sí que valió la pena conocerte, te envío un fuerte abrazo con el aprecio de siempre hasta donde te encuentres. 

Médico, descanse en paz.  

ATTE. Tu amigo, Camilet. 

*** Y como siempre estás y estarás en la memoria de tus amigos con el deseo de que "Descanses en Paz y tengas Vida Eterna", desde aquí te abrazamos!!!. Y de regalo una pintadita a tu tumba en el marco de un año más del sensible fallecimiento, siempre recordando los gratos momentos de una amistad leal y sincera, uno de ellos aquella última celebración de Cumpleaños, donde gustosamente compartimos el pan y la sal.

*** MEDICO: Te fuiste pero has dejado una huella imborrable en los corazones de todos los que te apreciamos. "Cuando un amigo se va, deja un espacio vacío"...Luz en tu camino… 
¡Gracias por el favor de su atención!
D.M. Nos saludamos hasta la próxima entrega.

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