Tan cerca del agua



Por: Carlos Lozano Medrano.

Mi paisano y amigo Francisco Javier que vive en Tuxtla Gutiérrez Chiapas (hace años perdí el contacto con él), me envió una presentación con fotos del interior de las olas con gente surfeando y eso me hizo recordar y escribir lo siguiente: Los que saben que soy de Tuxpan, Veracruz podrían pensar que soy todo un tiburón (nunca sirena, aunque insistan en la tercera opción), pero no, la realidad es que no sé nadar. Nací en la Ribera, por donde ahora está el Puente Tuxpan y la capilla de la Santa Cruz, a unos cien metros de la orilla de nuestro hermoso río Tuxpan y a doce kilómetros del Golfo de México. Supongo, porque ya no me queda claro el recuerdo, cuándo exactamente siendo niño iba a Santiago al taller-astillero dónde trabajaba mi papá, mis primeras cruces debieron ser por el Chalán, que ya estaba por la calle Xicoténcatl del lado de Tuxpan (enfrente de la casa de don Raúl Rosas Barón) y de Riva Palacio en Santiago de la Peña, dónde después vivimos en el número 9. Antes el chalán estaba donde era el mercado que se quemó -ahora está la Presidencia Municipal- y cruzaba hacia La Nacional.

Cuando estaban construyendo el Puente, en las uniones en medio de las bases, recuerdo que pasábamos por unos tablones y se veía el río hacia abajo. Ya después cuando tenía unos doce años íbamos mis amigos Victor Hugo y Juan Pablo y yo al Astillero, mi papá al ser el encargado nos prestaba la lancha, que usaban para las maniobras al subir y bajar los barcos a los varaderos, y nos pasábamos un buen rato remando, llegamos a ir hasta Cobos y a veces nos metíamos al estero de Palma Sola donde vivía don Pedro Hernández, el creador de la naranja Mónica y papá de Roberto Hernández que se le conoció como dueño de Banamex. Mi papá nunca mostró preocupación ni yo al no saber nadar. A veces si nos tocaba un barco pesquero o camaronero navegando rápido, nos zarandeaba con el oleaje que producía, pero se nos hacía bonito, claro agarrábamos las olas de punta o sea por la proa. Mi papa si sabía nadar y nos decía que algún día nos iba enseñar. No soy chismoso ni me estoy quejando, pero tengo más de 22,630 días esperando, pero no ha llegado ese día y supongo que no llegará que me enseñe porque él murió en 1994. Les mentiría si les dijera que estoy frustrado por esto, aunque a veces si me gustaría saber.

También en ese entonces mucha gente se bañaba en el río, sobre todo nadaban en las tardes, ahora ya casi no. Recuerdo que los que estaban aprendiendo se ponían corchos de madera. Incluso había chavos que se lo cruzaban. También era muy normal por el lado de Santiago de la Peña allá en La Punta, dónde ahora está el Museo de la Amistad México Cuba o másanteriormente la famosa Isla de las Gallinas ¿la han escuchado mencionar los paisanos? que mucha gente iba a nadar, había como una playita, pero también después de ciertos metros era hondo, llegaron ahogarse algunas personas que se confiaban de que estaba bajito. 

Más o menos entre 1977 y 1980 mi papá adquirió tres barcos camaroneros: 

La Princesa del Golfo VI, después el Muni (que puso a mi nombre) y luego el Tres Grandes II, barcos viejos de madera digamos de más de 20 años y fue cuando por ese motivo me regresé a Tuxpan entre 1979 y 1986, nunca salí a pescar, mi trabajo era administrativo, aunque algunas veces si salimos un poco al mar para dar paseos con algunas amistades o en el yate Bajamar que le prestaban a mi papá. Inclusive siendo Secretario de la Cámara Pesquera me involucraron en un carnaval acuático, salió muy bonito, hasta la filmaron y lo pasaron creo que en el canal 4 Más de Veracruz y en otra ocasión participé apoyando en el paseo del primero de junio, Día de la Marina.

Viviendo en Santiago de la Peña era normal cruzar hacia Tuxpan en los 

Pasos de lanchas que ya había (anteriormente solo era el Paso Principal entre la Presidencia y La Nacional, después casi en cada esquina había) y en tiempos de crecidas se veía impresionante la fuerte corriente, el agua turbia y las palizadas que bajaban de rio arriba. Los lancheros cruzaban de manera sesgada y tampoco esto me causaba temor. 

Cuando voy a la playa, casi no me meto al mar, me parece maravilloso el oleaje, pero también me impresiona, lo más que me meto es a que el agua me dé a la cintura. Aunque si me imagino ir para estar descansando, tomando una cerveza, recibiendo el aire fresco y contemplando el dialogo entre las olas y la arena, pocas veces lo hago, por eso tampoco me quejo cuando hay Nortes, me gusta ejercitar la lengua, platicando con la familia y los amigos. Cuando llevábamos a mis hijos, normalmente mi mujer se metía con ellos, y yo nervioso en la orilla, no me la pasaba muy a gusto, estaba al pendiente.

Bueno, tanto rollo para decirles que esas fotos eran maravillosas y a la vez se me hace increíble y admirable esa gente que domina el surfing, con olas que las veo gigantescas y les repito, que estando muchos años tan cerca el agua, no sé nadar. Bueno les aclaro, cuando estoy bajo la regadera, no me pongo salvavidas, no crean que soy tan exagerado ni tan miedoso. Y nada más para ponerle más sal a la herida, soy de signo Piscis, pura incongruencia y mucha agua en mi vida.


(2013-junio-21 viernes)

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