Sé que estas lejos,
muy lejos de mí.
Evoco tu bella sonrisa
y el sudor de tu cara.
Evoco tu esbelta figura
y el brillo de tus ojos.
Hoy existe un vacío en mí
debido a tu ausencia.
Hoy no te veré físicamente,
te veré en la naturaleza,
en el cielo, en mi sueño.
Escucharé tu cálida voz
y tu alegre risa.
Sin embargo, el vacío de tu ausencia
inunda mi alma.
En mi alma,
tu ausencia provoca un vacío.
Únicamente espero tu regreso,
para pedirte que no te vuelvas a ir,
para pedirte que no te ausentes,
y no provoques vacíos en mi corazón.
El vacío de tu ausencia...
Autor: Prof. Gilberto Tejeda Salazar.