* Sopa de maní, fue el último alimento del HOMBRE Universal nacido el 14 de junio de 1928 y ultimado el 9 de octubre de 1967.
Por: Inés García Nieto.
Según investigaciones periodísticas de Jorge Mansilla, horas antes de morir torturado por generales bolivianos y norteamericanos, Ernesto Guevara de la Serna “El Ché “, recibió la visita de tres mujeres y un cura en el pueblo de Higueral, Bolivia.
Una de esas mujeres se llamó Julia Cortés la maestra rural que asegura haberle llevado café; Susana Ocinaga, y Ninfa Arteaga esposa del telegrafista encargado de recibir mensajes sobre la captura del Che, así como enviarlos en calida de urgente a la capital del país: La Paz.
Jorge Mancilla, ex periodista de prensa escrita y de radio en la capital de Bolivia, señaló que pese a las varias traiciones políticas experimentadas en sus últimos años de vida, antes de morir, El Che recibió sinceros actos de amor.
El primero de ellos -relató a los estudiantes y docentes que vía satélite escuchaban su voz en las diferentes campus de la UV en Veracruz -, llegó a la rústica escuelita de paredes de adobe en un plato de sopa de maní, preparado por Ninfa, quien miró con asombro al joven y despeinado prisionero.
El Che la veía nervioso y en silencio mientras la mujer le ofrecía el alimento. El extraño hombre le pidió que le desatara las manos, una vez libre de las ataduras, Ernesto se las sobó, se sentó en el suelo, estiro los pies y después de probar la caliente sopa dijo con voz ronca.- Esta rica ¿de qué es?.- De manicito, dijo ella y continuó respondiendo. Lleva carne de gallina, alberjas, zanahorias, brócoli y perejilito. La preparamos en las fiestas grandes. El ché sorbió más de cinco veces y se disculpó.- Perdón, perdón, es que tengo hambre de días…
Adelantándose en todo, el Ché dijo que la sopa estaba tan rica que bien debía comerse en todos los países de América. Al terminar de comer y dar nuevamente las gracias, volvió a ser atado por su captor, un soldado de 21 años de nombre Antonio Huerta Lorenzete, quien al momento de saber que el prisionero era médico, aceptó regalarle y ponerle un cigarrillo en los labios.
Este acto fue descubierto por un militar de apellido Rodríguez, que al salón de la escuelita del Higueral entró insultando y golpeando al prisionero. Antonio Huerta tuvo el valor de defenderlo con un golpe que derrumbó a Rodríguez al piso, pese a que su vida estaba de por medio. El Ché escuchó la amenaza del iracundo captor.- ¡Vas a ver soldadito de mierda cómo te va a ir!
Jorge Mansilla lee y propone en soneto que el último alimento probado por el Che se llame maniché, en honor al amor de una mujer latina y al valor de Ernesto Guevara de la Serna, que en ese pobrísimo pueblo de Bolivia murió a los 39 años.
Jorge Mansilla, colaborador del Partido Comunista de Bolivia en 1965 y embajador de ese país, participó en la video conferencia “Investigación y descubrimiento de los restos del Ché” transmitida el 23 de marzo de 2011por la Universidad Veracruzana (UV).
Invitado por la UV, el diplomático boliviano recreó las últimas palabras de Ernesto Guevara, su última comida, su última mirada, antes de ser ultimado por militares de ese país el 9 de octubre de 1967.
Ese día en Xalapa, Jorge Mansilla estuvo acompañado por el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo y por el rector de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana, Jorge González Pérez, responsable de la búsqueda y exhumación del Che en Bolivia.
Esa tarde de marzo, el diplomático boliviano narró:
La vida me dio como amigo de infancia y adolescencia a un hombre que en los últimos días de su vida, fue el hombre más cercano y leal al Che. Me refiero a Anacleto Reynaga alias “Aniceto”, a través del cual conocí al argentino que años antes había estado en México, Cuba y África y Guatemala, pero me tocó conocerlo disfrazado de un robusto hombre calvo, de prominente dentadura y lentes gruesos, vestido con una pesada chamarra.
No sabía quién era, ni “Aniceto” pensaba decírmelo pues yo no era miembro del PC. Anacleto solo me pedía estar atento para difundir información de la nueva lucha que se emprendería en Bolivia, pero al romper el dirigente del PC con el Che, la información nunca llegó.
La noticia que surgió de Bolivia y que a Latinoamérica entera cimbró, afirmaba que el Che había muerto en combate el 9 de octubre. Una foto con pecho y pies desnudos, barba crecida y su expresión de paz, dio vuelta al mundo.
La vejiga llena de un periodista europeo, permitió conocer la verdad.
Continúa su relato:
Sin embargo la vejiga a punto de reventar de un periodista europeo presente en Bolivia, hizo que este se topara con el forense que practicara la autopsia al Ché, José Martínez. Hiperactivo por el acontecimiento, el periodista lo saludó y le pidió el acta de defunción. El médico respondió que el cuerpo del guerrillero estaba caliente cuando el lo vio en la lavandería del Hospital del Señor de Malta, del pueblo de Vallegrande y comentó que lo más seguro es que el prisionero no haya muerto en combate sino ultimado a unos tres metros de distancia, en ese lugar.
El periodista regresó conmocionado a la conferencia de prensa con los militares. Mostró ecuanimidad pese a su evidente excitación. Escuchó la versión de los captores, pero el 12 de octubre de 1967 escribió la verdad sobre la ejecución de Ernesto Guevara de la Serna, y la nueva noticia volvió a impactar al mundo entero.
Según militares bolivianos entrevistados al iniciar la ardua investigación por localizar los restos de Ernesto Guevara, el cuerpo sin vida del guerrillero fue arrojado a una fosa común junto con seis hombres más, alrededor de las 11 de la noche del trágico 9 de octubre de 1967.
Su cráneo, su dentadura y la rotura de los huesos de las manos, realizada por un boliviano que ahora vive en Puebla, México, permitieron saber que esos restos eran del joven del puro, la boina y el uniforme verde olivo llamado Ernesto Guevara de la Serna, quien naciera el 14 de junio de 1928.
Junto al cuerpo de El Che, fueron encontrados los restos de los cubanos Alberto Fernández Montes de Oca, René Martínez Tamayo, Orlando Pantoja Tamayo, de los bolivianos Aniceto Reynaga y Simón Cuba, y el peruano Juan Pablo Chang.
Jorge González, científico encargado de investigar y descubrir los restos del Che en Bolivia, respondió la pregunta que siempre le hacen cuando habla de esta misión que le llevó dos años y medio concluir:
¿Qué sentí al ver los restos de este admirado hombre?- Lo que siente una madre al parir a su hijo: una profunda paz espiritual.
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La ruta del Che relatada por los bolivianos.
http://www.chebolivia.org/index.php/articuloscsg/182-imagen-facsimilar-del-diario-del-che-en-bolivia
Manuscrito del diario de El Che en Bolivia
(Artículo y Fotos tomados de la página de la Autora:"Mirada a Distancia">>> http://miradaadistancia.blogspot.com/).