Por: Carlos Lozano Medrano.
Todo ciudadano tiene derecho a expresar su opinión de cualquier tema y no se diga de política, ojalá sea con respeto, un poco difícil cuando nos apasionamos o radicalizamos, porque entonces ya no hay argumentos, solo descalificaciones, ofensas, las bromas a nuestro gallo no les vemos el chiste, los calificativo de chairos o fifís están presentes. Ojalá no se pierdan amistades. Ojalá sigan funcionando los grupos de whatsapp, porque vemos como empiezan a salirse, se nos va adelgazando la piel, no estamos para aguantar a los mamarrachos. Pero no se angustien, se dice que no se hable de política o religión porque hay disgustos, pero en la realidad cualquier tema si nos apasionamos en exceso son polémicos. Como ciudadanos podemos irle a cualquier partido o candidato o incluso cambiar de partido si no nos ha cumplido.
La democracia es posiblemente el mejor sistema de gobierno, pero requiere una ciudadanía consciente y participativa, desafortunadamente no se da así, todavía millones de personas están a nivel de sobrevivencia y no se dan tiempo para otra cosa, son fácilmente manipulables o venden su voto por una despensa pero aún así considero que es mejor a una monarquía o una dictadura.
Los partidos políticos deben cumplir una función, pero nuestro sistema corrupto y corruptor los ha llevado a formar sus propias mafias. Las élites partidistas también han lucrado con tanto dinero que les destina el Estado. Cuando MORENA era oposición se indignaba con tanto dispendio, no se le hacía justo, ahora que está en el poder será capaz de ser congruente y parafraseando su dicho de “partidos ricos y pueblo pobre” ¿reducir los presupuestos a los partidos?. O ahora ¿sólo quiere controlar al INE?
Los partidos deben trabajar con sus bases todos los días, no solo en épocas electorales. El contundente triunfo de Andrés Manuel en el 2018 a los de la ahora oposición los dejó pasmados, apenas empiezan a reaccionar, claro, ya pensando en el 2021, donde es posible que se den alianzas partidistas. Pero es común que todos los partidos ningunean a sus miembros, solo los usan como materia prima para las campañas y después los vuelven a olvidar hasta la siguiente. Manipulables basados en una seudo disciplina partidista.
(POLITICA 02 / ICTU / Julio-2020)